23 mayo 2008

Ultima parada. El fin del Mundo...

Faro les Eclaireurs, Canal Beagle, Ushuaia, Argentina por Monica Guerrero.

Mañana llega un momento muy especial: el último despertar en el último destino de mi viaje. Como no podía ser de otra forma, después de más de 420 días por el Mundo, mi viaje concluye en un lugar cargado de romanticismo: Ushuaia. La ciudad más austral del mundo fue considerada como el Fin del Mundo y a algunos nos lo sigue pareciendo.

Todavía no es momento de hacer ni un balance ni un resumen, pero como podréis entender es un momento muy emotivo para mí. Estas últimas semanas en Argentina han sido maravillosas. Me he reencontrado con buenos amigos y he conocido lugares absolutamente fantásticos. Parece mentira que después de tantos días pueda seguir sorprendiéndome y emocionándome por las cosas bellas que encierra nuestro planeta, pero no he dejado de hacerlo en los últimos días. Sé que todavía me quedan infinitos lugares que recorrer y que me reservo para lo que me queda de vida, pero todas las cosas increíbles que en los últimos 14 meses he visto con mis propios ojos y tocado con las yemas de los dedos me hacen estremecer y sentir una gran felicidad y sentimiento de realización.

El Sueño está casi cumplido, cumplido. Todo aquello que anhelé y por lo que luché se ha desarrollado ante mí como una gran película. Es una sensación muy extraña que también encierra tristeza por llegar al final de una experiencia maravillosa, y alegría por regresar a casa. Sólo por sentir lo que siento en estos momentos, el Gran Viaje ya mereció la pena. Mis deseos son ahora que todas estas cosas que ya me han marcado para siempre hagan de mí una persona mejor y me permitan seguir mirando al Mundo directamente a los ojos. Y por supuesto, no olvidarme nunca de que los Sueños existen, y de que el Universo conspira. Lo seguirá haciendo por cada uno de nosotros que tengamos algo valioso por lo que luchar.

Ya es mi último día. Aunque en realidad nada quedará completado hasta que llegue al lugar de donde salí: Logroño. Allí habré completado mi Vuelta al Mundo.

Desde el Fin del Mundo, Ushuaia, la bahía que mira hacia el Este, os envió un fortísimo abrazo.

22 mayo 2008

Dave... ha llegado al fin del Mundo ¡USHUAIA!

Genial, sólo se puede decir eso, ya está disfrutando de la ciudad del fin del Mundo y ahora casi casi terminado el viaje pronto regresará a casa. (Alguien pensaba que se podía ir tan lejos)

Muchísimas Gracias a Maga por su ayuda. http://causavsefecto.blogspot.com/

He encontrado esta maravillosa foto del que debe ser el último faro de la Tierra, la foto es de Mónica Guerrero.

"Faro Les Eclaireurs (Canal Beagle - Ushuaia)"

Esperamos que pronto David nos envie alguna foto y artículo de este maravilloso lugar, un abrazo fortísimo para todos.

Especialmente gracias a Mónica Guerrero por hacer estas maravillosas fotos.

http://www.all-colors.com/

19 mayo 2008

El lugar donde viven las estrellas...


Marce sabía muy bien cómo aprovechar el fin de semana que teníamos a disposición. Llevaba años escuchando de su boca las maravillas de ese pueblecito llamado Barreal. Asi que yo a pesar de mi desconocimiento del lugar no opuse ninguna resistencia, sabía que algo muy bueno debía de esconderse allí. El viaje en colectivo desde San Juan duró 4 horas durante las cuales no paramos de escuchar a la bendita Mona Jiménez. Toda una lección intensiva de folcklore argentino de pura cepa.

Cuando bajamos del colectivo Carlos, propietario de La Querencia junto a su esposa Adela y ambos amigos personales de la familia Luna, nos esperaba en su camioneta para acercarnos a su preciosa posada. El día era radiante pero eso no era en nada especial. Barreal tiene cerca de 340 días de despejado sol al año. Las nubes se pagan muy caras por aquí. La posada de tan solo 6 habitaciones era linda como ella sola.

La casa construida en un solo piso y toda encalada tenia un aspecto campechano y muy acogedor. Las vistas a la cordillera de los Andes impresionantes. Pero pronto me di cuenta de que eso no era ni mucho menos el punto fuerte de la posada: la exquisita atención y trato de Adela y Carlos lo son casi todo allí. Como comprenderéis, todo un lujo para mi vistos los lugares modestos donde suelo parar.


Aquella tarde la pasamos caminando por los alrededores del pueblo, disfrutando de las maravillosas vistas y el buen clima. Aunque Marce tenía otros propósitos en mente: estuvimos buscando semitas, que es un pan tradicional de la zona cocido en horno de barro. Cuando finalmente Adela en La Querencia nos ofreció semitas recién hechas comprendí el por qué de la desesperación de mi hermano.

Se hizo de noche. Se apagaron las luces, y se encendieron las estrellas. Llevo recorriendo el Mundo más de 400 días, a veces por parajes inhóspitos y alejados de la civilización. Siempre tuve curiosidad por observar los cielos en aquellos lugares. Algunos de ellos me dejaron imagenes de cielos limpios y estrellados, como la noche de Munnar en India, o la de Tongariro en Nueva Zelanda. Pero no estaba preparado para ver aquella desmesura. Una vez más la casualidad me regaló la noche perfecta, en este caso de Luna Nueva. Hasta la Luna se escondió para darle todo el protagonismo a sus compañeras de noche. Marce y yo salimos de La Querencia y caminamos unos diez minutos para alejarnos lo más posible de toda luz por pequeña que fuera. Nuestros ojos comenzaron a habituarse a la oscuridad y a medida que eso sucedía las estrellitas iban apareciendo por todos los sitios. Después el cielo de Barreal se hizo merecedor de ser pintado por Van Gogh. Infinitos puntitos brillantes se esparcían por el cielo en todas las direcciones.



Las constelaciones eran visibles como nunca, y la Via Lactea se podía apreciar en todo su esplendor. La Cruz del Sur que tanto me ha acompañado en los últimos meses y que pronto abandonaré también estaba allí. No puedo explicar la belleza de semejante espectáculo, y maldije celoso una y otra vez contr
a los habitantes de Barreal por poder disfrutar de él cada noche. Por primera vez en mi vida, fotografié un cielo estrellado.

Amaneció tan despejado como el día anterior, cosas de la rutina de Barreal. Esta vez Marce había preparado una cabalgata por los alrededores. Nunca en mi vida había montado antes a caballo, así que fue otro estreno prometedor. Acompañados de un simpático guía cabalgamos por los alrededores de Barreal y subimos a un precioso cerro, con los Andes siempre por testigos.


Cuando llegó la tarde nos escapamos con Max, guía turístico de Barreal y también amigo de la familia Luna, a ver la famosa Pampa del Leoncito. Es un lugar muy especial. Imaginaros una superficie natural plana y arcillosa secada y agrietada por el sol de 4 kilómetros de ancho por 13 kilómetros de largo. Ni un solo obstáculo, piedra, árbol o cualquier otra cosa que se interponga entre la Pampa y tu. El desnivel máximo en toda la superficie es de 6 o 7 centímetros. No existen referencias espaciales y se pierde la noción de lo que es lejos y lo que es cerca. Ideal para hacer juegos con la cámara de fotos.

También es un lugar perfecto para practicar carro-vela, pero en estos días no había viento. Por una vez no me voy a dar de afortunado, aunque creo que ya tuve bastante. En la Pampa se filman muchos anuncios de coches aprovechando el paisaje mágico y esa enorme pista de pruebas natural, como también llegan de todos los rincones del mundo a intentar batir récords de velocidad en coches casi supersónicos.

Y sin darnos cuenta, como siempre pasa que estás disfrutando tanto, nos llegó la hora de partir y de dejar Barreal, este lugar tan mágico con noches de gala y lindos paisajes donde se encuentra esa preciosa posada de Carlos y Adela. Ellos nos mimaron con su amabilidad y esos desayunos tan estupendos.


Como veis la comida es un argumento que en Argentina es imposible de evitar. Por suerte en el viaje de regreso la Mona no apareció y nos dejó tranquilos. Fue la única alegría del regreso.