25 marzo 2008

Bula!

¡Qué curioso, encontrar en esta aldea el mismo mensaje que forma parte de la cabecera de nuestro blog!

La mayoría de nosotros soñamos o hemos soñado con viajar algún día a alguna de esas islas paradisíacas que se ven en la tele. Perdidas o dispersas en medio del océano Pacífico, ofrecen la imagen ideal de lugar donde pasar unas vacaciones perfectas: aguas turquesas y cristalinas, arrecifes de coral, playas de blanca y fina arena... y las palmeras! Pero están tan lejos...

No en mi caso, ya que por una vez estaba de paso! Entre Aotearoa y América es una parada perfecta. Y Fidji el destino ideal. Aterricé en Nadi por la mañana, y nada mas salir del aeropuerto empecé a notar el calor tropical de las islas. Todo eran caras sonrientes a mi alrededor y "bulas" en el aire, que es el simpatiquísimo saludo de Fidji. Como casi siempre, caminé los pocos metros que separaban el aeropuerto de la carretera principal, y allí mismo espere unos minutos a que pasara un autobús público, de esos donde viaja la gente del lugar. Como sólo tenía planeados 10 días para Fiji el tiempo era mas valioso que nunca, así que el plan era pasar los primeros 2 o 3 días en el interior en alguna aldea, y después viajar a las maravillosas islas.

Paré el primer autobús que me llevó a Lautoka. Y allí estaba de nuevo, en un autobús viejísimo, quizá con 50 o 60 años a sus espaldas, sin ventanillas, a velocidad de ciclomotor, lleno de nativos sonrientes. Donde el tiempo pierde su importancia, las cosas materiales pierden su valor, y las personas viven casi con una eterna sonrisa entre sus labios. Sonreí yo también. Me sentí vivo, emocionado... Después de dos meses en nuestra civilización, volvía a sentir de nuevo el espíritu de Asia.

En Lautoka me dieron malas noticias, y es que la aldea que planeaba visitar era inaccesible debido a las últimas lluvias. Consultando mis notas decidí viajar a otra aldea de las montañas que prometía mucho: Navala.


Para llegar a Navala debía tomar otro autobús desde Lautoka hasta Ba, y allí un nuevo autobús. Quizá algunos penséis que es demasiada molestia, demasiado viaje, demasiada incomodidad, demasiadas horas... pero muchas veces todos estos inconvenientes son sólo como una "prueba de fuego" para aquellos que de verdad desean conocer los lugares mas restringidos y apartados de la ruta habitual. A menudo el premio supera con mucho todas las molestias precedentes... Tal vez esta sería una de esas veces.

Cuando llegué a Ba deambulé por la estación intentando encontrar el autobús que me llevaría a Navala. Y es allí donde conocí a Suliano. De pelo ya blanquecino, y rostro típico fidjiano, en su saron, me indicó el autobús adecuado y me invitó a sentarme a su lado mientras esperábamos.

Le expliqué que quería visitar Navala y dormir en el albergue que hay dos kilómetros después, pero el me ofreció una solución mas simple y rápida: "Ven a dormir a mi casa", me dijo. No me lo pensé dos veces y acepte su oferta. Me explico que debía primero pagar al "tesorero" de la aldea 25 dolares, una especie de impuesto que pagan todos los viajeros o turistas que desean pasear o sacar fotos de la aldea, y después 20 dolares por cada noche que me quedase en su casa. Comería con la familia, como un aldeano más.


Después de un último viaje muy lento y precario, a través de empinadas cuestas y caminos sin asfaltar llenos de piedras y socavones, llegamos a Navala. No me había equivocado, era una aldea maravillosa. Asentada sobre un verdísimo prado, con palmeras y distintos árboles, Navala tenia cerca de 100 "bures", o chozas típicas fidjianas. En la aldea no se permite ninguna otra construcción que no sea un bure. Esta es la característica que hace de esta aldea algo único. Los bures están dispuestos en forma de cruz en dos naves, y en sus aledaños hay un espacio vació que hace de campo de rugby, una escuela y la iglesia, pues Fidji es una sociedad mayoritariamente cristiana.

Al llegar fui presentado a la familia: Joseph, el hijo de Suliano, Sunita, esposa de Joseph, Unavito, hijo pequeño de la pareja, y demás personas del clan. En la aldea hay nueve clanes o familias, y un total de 800 personas. Me mostraron el bure de la familia, llamado Balenawai, pues cada bure tiene su propio nombre, como si de una persona se tratara. El bure era prácticamente un espacio vacío en el centro, con esterillas que cubrían el suelo y algún pequeño mueble a los lados. Al fondo había un par de camas para algún invitado, como era mi caso, pues ellos duermen en el suelo sobre la esterilla.


Mis dos días y medio en Navala fueron maravillosos. La belleza del lugar era algo digno de ver, la amabilidad de los aldeanos digna de vivir. Paseé entre los bures, y enseguida era invitado a entrar y a compartir algo de tiempo con una nueva familia, a menudo un té.

Visité la iglesia y la escuela, y allí fui invitado a participar en una pequeña fiesta de despedida para tres profesores de prácticas llegados de otras partes de la isla. Bebi el "kava" con la familia, como de verdad se hace en Fidji. Si algo llama la atención de la gente es su amabilidad y su modo de vida tranquilo y relajado. No necesitan demasiado y no se esfuerzan por conseguir de más. Sonríen casi todo el tiempo, y cuando hay más de una persona junta, es seguro que va a estallar alguna carcajada en los siguientes minutos.


Como siempre, llegó el momento de decir adiós a "mi" familia y al resto de la gente que había conocido. Hubiera deseado quedarme mucho mas tiempo, pero a la vez dejé la aldea con una alegría y una felicidad inmensa, con ganas de enfrentarme a las muchas otras cosas nuevas que todavía me quedan por ver y por vivir.



6 comentarios:

Yeyu dijo...

Hola dave!!!! q buena experiencia!!!!
como lo ha sido todo el viaje, me encanta eso de conocer "lugares no conocidos", xq x ej en Fidji lo q se "vende" siempre son las playas paradisiacas, y obvio q no es solo eso, gracias a vos conocemos toda esa "otra parte" GRACIAS!
nos debes las fotos de estos lugares, sobre todo esta aldea y tu "familia"
besossss! y si ya estas en usa sera mas facil q estes en internet
buen viaje!

Anónimo dijo...

Ya están las fotos, no nos había dado tiempo a subirlas. Espero que os gusten a todos.
Estamos trabajando a contra reloj.
Aún nos quedan muchas más sorpresas, pero para eso aún tendréis que esperar un poquito.

En principio en las fotos el paisaje que siempre parece quedar en un segundo plano, es abrumador. Es paradójico también el hecho de que el sonido "isla" nos lleva a imaginar otro tipo de imágenes.

Las fotos son preciosas, verdad?

Yeyu dijo...

las fotos ALUCINANTES, como siempre
gracias oskar y rakel x colgarlas
besos

Anónimo dijo...

Impresionantes las fotos,realmente algunas de ellas son de premio,ver esas caritas de los niños y la felicidad que transmiten no tiene precio,una vez más me uno a todo el mundo dando las gracias por tan magnifico reportaje y esperando esas sorpresas.Mil besos y os quiero mucho ,felicidades a OSCAR y RAKEL por el gran trabajo realizado....

Anónimo dijo...

Unas fotos espectaculares, sin duda lo más bonito de la mayoría de lugares son los pequeños pueblos y sus gentes. Precioso. Esas sonrisas, esa escuela, vivir eso no tiene precio.

Gracias Oskar y Rakel por ser el enlace entre los ojos de Dave y los nuestros.

Un besazo enorme para todos

Unknown dijo...

El lugar es maravilloso, esas pequeñas aldeas en ese lugar es espectacular, y la gente siempre tan amable, o la gente en todas partes es asi o tu tienes muy buena suerte Dave :-D