06 diciembre 2007

Kinabalu, la Montaña Magica. Ascensión a Kinabalu.

¡Os recomiendo, clikar en alguna foto para hacerla grande, merece la pena!, Oskar.


En Borneo además de unas islas maravillosas hay una montana mágica que se llama Kinabalu. Desde que escuché esa palabra por primera vez y tras ver alguna de sus foto pensé que un nombre tan bonito le venía como anillo al dedo. Esta montaña mágica no es una montaña cualquiera: es una de las mas altas de todo el sudeste asiático, con 4095 metros de altitud. Su imponente aspecto viene dado por la selva que lo aprisiona hasta donde llega, pues mas allá de los 3500 metros la montaña se revela mostrando todo su músculo reflejado en el granito que la recubre hasta llegar a su cima. Una preciosa calvita que me hacia simpatizar todavía mas con ella. Y el amanecer desde allí, dicen, es una de esas experiencias que se recuerdan de por vida.

Con estos antecedentes y sabiendo que aparentemente la ascensión es asequible, quien podría resistirse? Respuesta: es madrileño, con barbita cuidada, morenito y le gusta mucho bucear. Os suena? Trabajo me costó convencerle para que me acompañase en la subida, pero finalmente Nacho acepto el reto como un campeón a pesar de no estar entre sus preferencias. Se nos sumó Rody, un amigo holandés con el que coincidimos en Semporna. Es curioso pero en Kota Kinabalu volvimos a reencontrarnos con algunos de los amigos que habíamos hecho buceando: Rody, Erica, Beth, Michelle, Stefan...
La subida al Kinabalu se hace en dos días. El primero se toma un autobús desde Kota Kinabalu que llega en unas dos horas hasta la entrada al Parque Nacional. Desde allí una vez registrados en las oficinas del Parque y pagada la entrada, guía, seguro, y demás suplementos rascabolsillos obligatorios, una minivan transporta a los trekkers hasta la base de la montana a unos 5 kilómetros de la entrada, desde donde comienza la ascensión. Se camina unos 6 kilómetros durante unas 3 o 4 horas llegando hasta los 3300 metros donde se encuentran los refugios y albergues para reponer fuerzas y pasar la noche. El segundo día comienza temprano sobre las 3 de la madrugada, y después del desayuno se ataca la cima situada a unos 4 kilómetros con el propósito de llegar antes del amanecer. Una vez disfrutadas las vistas y superado el reto se desciende los 10 kilómetros hasta llegar al punto de partida en la base de la montaña.

En teoría los albergues hay que reservarlos con meses de antelación por lo que al llegar a las oficinas del parque podrían habernos mandado para casa. No dejan pasar a nadie si no hay reserva en el albergue, o si no quedan camas libres. Pero confiando en nuestra suerte tomamos un taxi hasta llegar al Parque y efectivamente quedaban camas disponibles. Con una pachorra impresionante nos tomamos todo nuestro tiempo y después de comer en un restaurante del lugar, comenzamos a subir sobre la una y media de la tarde, cuando ya la mayoría de las personas estaban descansando en los albergues. Nuestro simpático guía, Charles, fue inmediatamente rebautizado por Rody como DJ Charly, pues llevaba un mp3 con su música e iba en la cola del grupo.

Curioso, en realidad no hace falta guía porque el camino es imperdible, pero del mismo modo es adecuado que sea obligatorio en el caso de que alguna persona necesite asistencia. Además de estar allí caminando con nosotros, el bueno de Charles, al que le faltaban todos los incisivos y parecía pariente del conde Drácula, no aportó ninguna información sobre plantas, arboles o animales que pudiera interesarnos, así que su presencia fue casi testimonial durante todo el camino. El ancho sendero era fácil de caminar, muchas veces con escaleras, rodeado de selva tupida, y con pequeñas marquesinas cada medio kilómetro y hasta servicios. La única cosa que lo hizo realmente pesado fue la lluvia que caía sin parar. Aunque lleves protección es imposible permanecer seco durante todo ese tiempo.
La presencia de Rody fue un buen regalo para Nacho y para mi, no porque nos abaratara los costes como bromeábamos con él, sino porque es un tipo genial y divertido. Rody es un policía militar de Amsterdam de 35 años, aunque aparente algunos menos, con él que fue muy fácil compartir todo el tiempo que estuvimos en Kota Kinabalu y también en la montaña. Su calva podría rivalizar con la mía si algún día nos presentásemos a un concurso de belleza para calvos. No puedo decir eso de muchos otros calvorotas que hay viajando por ahí. Y por si fuera poco... este par de vejestorios me hacían el mas jovencito del grupo. Me hicieron sentir todo un zagal.
Durante la marcha nos cruzamos con muchas personas de todas las edades y condiciones, incluso con un grupo de médicos y pacientes talasémicos que estaban allí desafiando su enfermedad con toda valentía. Una experiencia admirable la de este grupo de malayos.

A las tres horas aproximadamente el incontenible Rody llego primero a Laban Rata y tuvo que esperarnos durante algunos minutos.Llegamos los tres calados hasta los huesos. Lo pasamos muy bien ese día. Estábamos cansados, mojados y hambrientos, pero contentos. A esa altitud (3300 metros) a veces aparecen los síntomas del mal de altura, aunque nosotros no tuvimos ningún problema hasta ese momento. Después de la ducha de rigor (con agua... más fría que caliente) nos dimos un homenaje en el buffet libre de Laban Rata, y unas manitas de cartas después nos retiraron a dormir a nuestro albergue en Guntin Lagadan a unos 200 metros del restaurante.
Irse a dormir a las 7 de la tarde suele resultar tan difícil como levantarse a las 3 y media. Ademas de la altitud que normalmente te impide tener un buen sueño, las finas paredes del albergue nos permitieron escuchar toda clase de ruidos durante la noche. Así podéis imaginaros las condiciones en las que estábamos al despertar. Eso sí, una vez mas hicimos gala de nuestra pachorra y allí estábamos nosotros desayunando una sopa instantánea cuando ya no quedaba nadie en el albergue. Rody era el mas afectado pues tuvo una mala noche y por si fuera poco sentía dolor de cabeza. Posiblemente por culpa de la altitud, lo que no era un buen síntoma. Sobre las 4 comenzamos la subida a la cima en completa oscuridad y con tan solo 2 linternas. Ni siquiera funcionaba la linterna de Charles, que de nuevo nos impresionó con su exquisita preparación. La lluvia seguía sin darnos tregua y no paraba de caer. Llevábamos un ritmo lento y no había buenas sensaciones en el grupo. Caminamos durante media hora aproximadamente hasta llegar al final de la selva y al inicio de la zona pedregosa de la montaña. A partir de allí el camino se empina hasta limites insospechados y a veces hay que hacer uso de una soga anclada a la piedra que llega hasta la misma cima. Ese primer repecho acojonaba porque tenía ya de buenas a primeras al menos un 70% de desnivel. Y fue allí donde Rody tuvo que decir basta. Su dolor de cabeza no le dejó continuar y decidió dar la vuelta. Nacho y yo nos encontrábamos bien. Yo tenía muy claro que deseaba con todas mis fuerzas llegar hasta arriba. Nacho lo sabía y por eso tuvo un gesto que siempre le agradeceré: se sacrificó por mí y decidió acompañar a Rody en el camino de vuelta, dejándome a mi con Charles y permitiéndome continuar. Me sentí triste por quedarme solo, pero a la vez feliz de poder seguir caminando. Quizá fue eso lo que me hizo agarrar esa condenada cuerda con fuerza y tirar para arriba como un condenado. Me sentía muy bien y con cada paso mejor. Fui pasando a varias personas en ambos sentidos, gente que tenía que tirar la toalla porque no se encontraba bien, y gente que continuaba a un ritmo mas lento.


Después de unas emocionantes y bonitas dos horas de subida sobre las 6 de la madrugada llegué a la cumbre del Kinabalu, el Low Peak a 4095 metros. Todavía no había amanecido, aunque las perspectivas eran bastante pobres. Todo el cielo estaba cubierto por tupidas nubes que no dejaban ver nada. Mala suerte, pero ya sabía que las posibilidades con ese tiempo eran remotas. Disfruté de la cima durante un rato tomando fotos y algún vídeo, y poco después el frío hizo que comenzara a bajar.

A los 20 minutos de descenso atravesé todas esas nubes que impedían ver nada desde la cima y contemplé un espectaculo maravilloso. Un amanecer esplendido mejorado por algunas nubes que filtraban los primeros rayos de sol de la manana. Me senté sobre la piedra y disfruté durante casi una hora de unas imagenes idílicas que de algún modo me recordaron al amanecer que viví con Dale en la subida al Lago Tilicho. Fue fantástico.

Más contento que unas castañuelas continué mi descenso. Me sentía cansado pero con unas ganas enormes de seguir caminando, quizá por eso bajaba bastante rápido. Cuando quedaban tan solo un par de kilómetros para llegar al punto donde todo había comenzado tuve mi reencuentro con Rody y Nacho. El pobre Rody había tenido otro contratiempo bajando y se dañó la rodilla. Asi continuamos los tres juntos hasta terminar la bajada y la experiencia de subir el Kinabalu. Repetimos en el restaurante donde habíamos comido en nuestro primer día, aunque esta vez con caras de cansancio y tan solo de media satisfaccion como podéis imaginar. Un autobús nos llevó de vuelta a Kota Kinabalu donde nos esperaba un merecido descanso. A pesar de sentirme por un lado triste por mis queridos amigos, al menos pude completar la experiencia de subir hasta esa cima tan hermosa, que como me habían comentado, difícilmente olvidaré durante el resto de mi vida.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Dave me rei bastante con este articulo, como con lo de los calvos o los del conde dracula :-D

Excelente lugar y las fotografias, lastima que tus amigos no pudieron llegar hasta arriba.

Anónimo dijo...

Ese tipo desde luego no puede comer pipas, o se las traga enteras o se queda sin probarlas, y yo pensando en ponerme ortodoncia, jeje.

Anónimo dijo...

Preciosa montaña, como me hubiera gustado estar contigo para subirla, recuerdo en Pirineos cuando subimos al Lago Cregueña Laki,Rakel y yo fue una experiencia inolvidable, las cosas compartidas sin duda saben mejor, también a raíz de tu articulo recuerdo una situación similar que me ocurrió en una media maratón en Ibiza, Me había puesto de acuerdo con un compañero para apuntarnos y correrla, también habíamos decidido que correríamos juntos toda la prueba, pero al poco tiempo de empezar se sintió mal y quería abandonar, yo me sentía increíblemente bien y animado, hablamos un poco, le dije que iba a parar con el, pero el me animo a seguir corriendo, me resulto muy triste la experiencia y todavía lo recuerdo, al final pude terminar, me imagino que sentirías algo parecido acordándote en todo momento de tus amigos, a veces pasan estas cosas, todavía me pregunto si no hubiera sido mejor parar para acompañarle... bueno, así es la vida a veces, nos pone contra la pared a ver como reaccionamos.

Me a parecido una preciosidad de montaña con toda esa roca gris tan firme y empinada, las vistas una autentica maravilla, no solo estas dando la vuelta al mundo si no que estas descubriendo la magia que se esconde para los aventureros, lo mismo te vemos sumergido entre las maravillosos corales de Sidapan jugando con las tortugas, que en las mas hermosas montañas de la Tierra, eso si que es viajar... Me alegro también de que nos muestres esos lugares tan mágicos de los que nunca oímos hablar, yo al menos, quizás sea una puerta para poder conocerlos algún día.
Muchas gracias Brother.

Anónimo dijo...

Espectaculares fotos!!!

Angel.

... cumpliendo mi sueño de dar la Vuelta al Mundo! :o) dijo...

jeje... me alegro de que te rieras Saux. Nuestro guia DJ Charly, un tipo memorable! A pesar de las bromas, era un chaval muy majo.

Un abrazo!

... cumpliendo mi sueño de dar la Vuelta al Mundo! :o) dijo...

jajajaja... Koko, eso de las pipas me ha descolocado! jajaja....

Un abrazo desde Camboya! :)

ps: me alegro mucho que sigas por aqui!

... cumpliendo mi sueño de dar la Vuelta al Mundo! :o) dijo...

Hola Oscar,

pues no veas que no lo pense, lo mucho que te gustaria a ti haberla subido. Pero bueno, yo estoy seguro de que me vas a ir pidiendo informacion de muchos de los sitios como el Kinabalu, cuando Rakel y tu os cojais la mochila!

Y si... cuando Rody y Nacho se volvieron para abajo me senti jodido. Pero ellos me apoyaron mucho y me empujaron para que siguiera. Cuando nos encontramos bajando nos dimos unos abrazos fortisimos, y es que los llevaba conmigo en la mochila.

Y mil gracias a ti por todo, Oscar! Por todo tu apoyo y animo!

... cumpliendo mi sueño de dar la Vuelta al Mundo! :o) dijo...

Un fuerte abrazo Angel, me alegro mucho de que nos visites! Y claro, de que te gusten las fotos.

:)